Aquellos sueños

Hay una edad en la que no hay peligros como los de los sueños ni problemas tan enormes como los del insomnio. Es entonces, en lo oscuro, cuando uno se encuentra con el alma sitiada ante la falla insalvable. Es también a esa edad, en lo oscuro de los sueños, cuando uno tiene el mejor sexo, vive las mayores aventuras y observa los más maravillosos paisajes.

Mi sueño es ahora un ligero duermevela en el que retazos de realidad se entreveran con los retales de mi fantasía. Esa es la vela rota que enarbola el barco en el que navego en mis noches de calma chicha. Ha llegado el momento en el que uno se da cuenta de que empieza a hacer tanto tiempo de todo.

6 comentarios:

José dijo...

Te percibo melancólico, pedrín

Ines dijo...

Pues si que hace un monton de tiempo de todo.

Anónimo dijo...

Peter, lo mejor empieza ahora.Los 40 son una estupenda edad para disfrutar de lo que nos queda, sabiendo que hay que aprovechar cada momento, que es único, mágico y que no se repite.

Pedro Valdés dijo...

Un pelín, Jose, pero es algo pasajero (pasajeros al tren)

Casilda, tú sólo mira hacia atrás.

Sin duda, mic, pero no es lo mismo, es diferente, no digo que sea mejor ni peor. Quizá menos intenso por aquello de la prudencia y ¿sabiduría? que dan los años

oscar dijo...

a mi que me quiten lo bailao pero que no me quiten lo que voy a bailar.

Anónimo dijo...

¿Dónde hay baile?, que me apunto. Carpe diem. Gracias por agregarme, Pedro. Paco.