La foto

Posaron para la foto y el viejo banquero de pelo ralo se abrió la chaqueta, introdujo ambos pulgares bajo los tirantes y se recostó en el sofá. El presidente, al que se veía encogido dentro del traje gris de seis mil euros que había elegido para la ocasión, frotaba tenso sus manos. Por los gestos de cada uno se adivinaba quién mandaba allí. El asalto al poder está preparado; ahora estamos en sus manos.

2 comentarios:

DIANA-CHAN dijo...

me quedo en sus falanges ...



saludos desde aca ,

Pedro Valdés dijo...

saludos desde aquí también