REQUIEM
Cuando muere un hijo de mi pueblo que está fuera, si algún amigo o familiar da el aviso, doblan por él las camapanas.
Aunque no sea el mismo sonido de antes, pues ya están informatizadas, el día que me ocurra a mí espero conservar a alguien allí que se encargue de que, desde lo alto de la torre de la Iglesia, canten conmigo mi adiós, al fin y al cabo será mi única actuación en público en la que no me pondré nervioso.
Aunque no sea el mismo sonido de antes, pues ya están informatizadas, el día que me ocurra a mí espero conservar a alguien allí que se encargue de que, desde lo alto de la torre de la Iglesia, canten conmigo mi adiós, al fin y al cabo será mi única actuación en público en la que no me pondré nervioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario