Campana

Que la Iglesia ha perdido influencia es indudable; antes, en los pueblos, las camapanas marcaban el ritmo de la vida, de la jornada, la parada del ángelus...

Mi padre tenía una tía de carácter imperinente que echaba a las visitas al primero de misa:

- ¿Ustedes no van a la novena? - decía ella.

- Ah, si, por supuesto, ya nos vamos.

Y se quedaba en su mesa camilla tras despedir a sus invitados en la puerta de casa. A veces echo de menos los sonidos del campanario.

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