Es cierto que nuestra cultura, nuestra sociedad, está construida sobre los posos de otras anteriores pero, sin duda, en nuestra taza los posos más abundantes son los de los romanos, colados una y otra vez por el cristianismo hasta dejarnos lo peor, lo nefasto. Ellos, que eran muy sabios como dice Peluche, distinguían entre los días festivos, fastos, que eran mayoría, de los no festivos nec fastos (nefastos) que son los que predominan en nuetros días. Del mismo modo, distinguían entre los días de otium (ocio) y los de nec otium (negocio). Hemos invertido aquel saber hacer en recursos humanos, know how que dicen ahora, para tener muchos días nefastos de negosicos o de negocios nefastos, según vayan las cosas.

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