El hijo de Soledad decidió hacer una lista con las personas a las que podía importarle, de gente a quien recurrir, mientras lo pensaba, tomó un folio y lo partió por la mitad, al tiempo que hacía memoria, dobló en dos la mitad y la rasgó, cuando quiso darse cuenta, tenía la mesa llena de diminutos trocitos de papel en blanco, no había anotado un solo nombre. El hijo de Soledad comprendió que sólo la tenía a ella.

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