Personificación

Paro apenas un instante y miro en el interior del estanco, luego con paso firme y decidido reemprendo la marcha sintiéndome liberado de la esclavitud de sus horarios. A los estanqueros, un matrimonio cercano a la jubilación, me los cruzo frecuentemente por el barrio. Me saludan y me sonríen pero pienso que piensan en el por qué del fin de mis visitas diarias a su establecimiento. Sus rostros son amables; más que amables serviles, diría yo. Cruzarme con ellos me da fuerzas, sin embargo, por las noches, en mis sueños, se quitan las máscaras y presentan los dos una sóla faz cruel, despiadada y viciosa. Lucho con el monstruo y salgo victorioso. Le he puesto rostro a mi dependencia, la he personificado.

4 comentarios:

anTón dijo...

fumate un puro, hombre

Pedro dijo...

No puedo, al menos por ahora, volvería a caer

José dijo...

No fumes Peter, que te vas a poner más guapo y más mejón

Pedro dijo...

Eso espero, ya llevo unos cuantos días.