De sillas y poltronas





Es sabido que a Justicia le gusta acomodarse en buenas poltronas. En los calabozos de Plaza de Castilla han puesto una especie de salita de vistas, con su estrado y todo, para tomar declaración a los detenidos, a los que los "pata negra" (todos los que participan en la administración de justicia que han obtenido una oposición) se encargan de dejar claro quienes son ellos y quien es el acusado y su abogado. Así, el Juez, el Fiscal, el Secretario, el Oficial del Juzgado y, en ocasiones algún funcionario en prácticas, se sientan en sus sillones con la mesa correspondiente ante sí. Al imputado y su letrado se les reservan, frente a ellos y a nivel más bajo, unas sillas de contrachapado desconchado, unidas por una barra, tanto que es imposible no acabar unidos, cual siameses, por los hombros y sin que el defensor tenga nada donde apoyar ni un triste trozo de papel. Así le hacen ver al presunto inocente lo que se piensa de él, y así se le hace ver que su abogado no es está al mismo nivel que ellos, que los pata negra.


En los juicios la cosa no va tan lejos, sin embargo, si que el abogado suele contar con el sillón desfondado en el estrado y, sobre su mesa está colocado parte del ordenador que usa el Oficial (también en estrados pese a no ser profesional del derecho) y la impresora, sin que le quede espacio apenas al defensor para colocar sus documentos, códigos, etc.


Esta es la igualdad de partes que proclama nuestra legislación.

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