Nunca acertaba, en los momentos más íntimos no llegaba a verla porque llevaba puestas las gafas de lejos, y cuando quería encontrarla entre la gente, las de cerca, por lo que decidió tirar las de cerca cuanto más lejos mejor, y las de lejos en la papelera más próxima y se compró unas de sol, así al menos evitaría que su reflejo, que era lo único que llegaba a entrever de ella, le cegase más.

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