Tras notar las primeras veces como corre la sangre por las venas, del sentimiento placentero y el relax queda la ansiedad, el mal sabor de boca y la esclavitud de necesitar uno tras otro, dependiendo de los estancos o los establecimientos abiertos. Mi enemiga, la nicotina ha intentado de nuevo, tras más de año y medio, ser la dueña de mi vida, y no quiero consentirlo.

No hay comentarios: