La medida de la felicidad


Cuando desperté aquella mañana, mis ilusiones se habían marchado dejándome sólo acompañado por mis mentiras. Me resigné a vivir con ellas y ellas se acostumbraron a mí y se puede decir que hay momentos en los que somos felices. Sólo cuando alguien cruel nos recueda las verdades nos invade la desdicha.

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