Tenía que ocurrir de nuevo para que reaccionara, y al menos me durará un par de días el "subidón". Tenía que sufrir de nuevo una situación de pánico hospitalario con uno de mis peques para que mi egoísta ego volviese a valorar lo que tengo. No pasó nada importante pero los nombres que dan los médicos a los departamentos son suficientes para que se le pongan a uno los cojones de corbata y el síndrome "pericocollorón"; me inunde los ojos y agarroten mi garganta. Luego el alivio " no no es nada, no hay de que preocuparse..." y del Hospital sale un Pedro renovado, alegre y contento (dentro de ¡eh! nadie se piense) con la única secuela de un deseo ¿insuperable? de fumarse un cigarro tras el ataque de ansiedad, y reflexionando que todo lo que tengo es pequeño pero entrañable, mi casa, mis ingresos, mi carrera, mis hijos, mi rinconcito,


ya os contaré desde Mi rinconcito a 24 de abril de 2003
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