En el armario







Entre los muebles de mi cabeza

hay un armario, retazos de memoria

tardes como la de hoy—,

lluvia contigo, a solas;

dejabas a la noche entrar por la ventana

y apagaba nuestras voces

encendiendo los susurros.

Entonces —como en el bolero—

si hubieras dicho ven

todo hubiese dejado.

Y conservo los reproches,

los "no está bien"

"no puede ser"

que apagaban tu rostro

al encender la lámpara.

Guardo tanto que,

si abro las puertas

saltan por los aires

como si vivos fueran.

Ya sé que no les quieres,

no les das importancia.

Les llevaré
al trastero de la evocación.

No hay comentarios: