Pesadilla en futuro perfecto

Triunfaron, se veía venir. Fue una victoria por cansancio. No es que su discurso entusiasmara por lo general pero la situación era tan difícil... ¿Qué alternativa había? Los convencidos de la intrínseca bondad del capital y  las directrices de Roma se vieron reforzados por los desencantados. Éstos no repararon en quién era el ejemplo de virtudes de la generación de riqueza que crea empleo: el presidente de la patronal. Él  y otros como él, manejaban los hilos que movían al Nuevo Lider, cuya única preocupación en los úlimos años había sido alcanzar el puesto. Han triunfado y han abolido la proección social de los trabajdores. No son necesarias -han dicho-, si los empresarios generan riqueza, hay empleo para todos... Ahora, como en el olvidado siglo XIX, como en el XX, ellos vuelven a mandar. Habrá que pagar el precio. Ahora, como en aquel entonces, sólo se puede sobrevivir dando gusto al patrono. Mi radio-desperador se dispara con los acordes de Estopa: "pican las prensa que más de un deo se han llevao..." y me despierto pensando que debo controlar mi vejiga si no quiero que desde la cabina que vigila la cadena de montaje, el encargado vuelva a llamarme meón y a descontarlo de mi nómina.

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