Blogger ya no nos quiere




Hace años, no tantos, asomarte a su ventana era como pasear por Lavapiés. Podías ser testigo de millones de historias, reales o inventadas, y divisar a las más variopintas personas y personajes. Era un ambiente fresco y a la vez denso, con olor a especias exóticas que invitaba a, saltando por el vano, mezclarte entre esa gente, ser protagonista. Ahora sigue habiendo millones de historias y personas, pero no es igual, la red fluye en calma, con ligera brisa de poniente que diría aquél, y las letras del teclado no se combinan con aquella chispa de genialidad: "blogger ya no nos quiere".

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