Se vende

Desmantelaremos la casa y levantaremos el polvo de los recuerdos, las pelusas de la nostalgia que atascarán nuestros pechos, ahogándolos de silencio, mientras escuchamos por dentro la algarabía del ayer, el griterío de los niños en la piscina ahora fangosa y cubierta de hojas, donde hoy sólo las ranas se bañan. El ciervo de la chimenea nos vigilará como siempre, testigo mudo, con sus ojos tristes, vidriosos, muertos como la época que se va, que ya se nos fue. Desmontaremos las lámparas que iluminaron juegos de cartas, confidencias y fiestas, risas, llantos, amores, desamores y alguna que otra borrachera. Quitaremos la ropa del armario de ese cuarto con dos camas que era una, en la que tantas veces nos quisimos; saldremos al jardín y los rosales, desflorados de invierno, nunca más nos invitarán al aperitivo y, al cerrar esa puerta que jamás encajó bien, quedará abierto un resquicio para el recuerdo.

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