Retorno

La ciudad me recibe calurosamente con el mismo calor con el que me despidió, como queriendome decir que nunca me fui, que la huida fue frustrada, que sabía de mi regreso y no necesitaba perseguirme para que, como un pajaro cautivo, volviera a mi jaula. Ahora agosto ya no existe, solo es un sueño, un recuerdo en el que recrearme cuando el abrazo de Madrid sea demasiado fuerte.

No hay comentarios: