Antes de que fuera tan conocido, gracias a Eneko escuché a Melendi y su música me enganchó. Un día, por casualidad, nos enteramos de que vive en el mismo bloque donde trabaja Toña, mi mujer y relaciones públicas, que a través de Jesús, el portero, consiguió que me firmara mi disco. Yo me moría de ganas de saber si este chico tan majo había recibido por fin noticias de Holanda, y decidimos ir a averiguarlo en su concierto de Pozuelo, pero no quedaban entradas, sin embargo, se volvió a portar, nuevamente gracias a Jesús, y nos regaló unos pases. Así que anoche, vestido para la ocasión, muy ufano con mi pegatina de "pase-invitación" en el pecho, disfruté de sus canciones y de que las cartas de Holanda, y las de Marruecos, hubieran llegado por fin a sus destinatarios.

No hay comentarios: