Una llamada a deshora en el despacho, una mujer, más que madura, de la que se está separando su marido, con voz entrecortada, llorosa, y lanzando pequeños gritos histéricos. Nos tememos lo peor.

- Tranquilícese, por favor ¿qué pasa?
- No puedo más, ¡es que no puedo más!, yo no puedo vivir así, esto no es durmiendo con su enemigo, es viviendo con su enemigo. (llanto)
- Pero ¿le ha hecho algo?
- No, el se ha marchado por ahí, de putas, como todas las noches.
- ¿Entonces, por qué esta Ud. así?.
- Porque se me ha caído el Mistol detrás de la nevera y no puedo sacarlo. Yo no puedo vivir así, ¡no quiero vivir así!, ¡no puedo mover la nevera!, él se ha ido.

No hay comentarios: