Hoy he tenido que explicar a mis hijos, asustados por el ruido de las sirenas y mi atención a la radio en el trayecto al colegio, que unos señores malos han puesto una bomba y mientras se lo contaba, lágrimas de indignación, rabia y empatía han brotado de mis ojos. Hoy Madrid entero murmura entre dientes ¡HIJOS DE PUTA! porque la voz todavía no nos sale del cuerpo.

No hay comentarios: