El pasado sábado, en casa de mi hermano (uno de ellos) cayó en mis manos una guitarra eléctrica. No me acordaba de hacer ningún ruido, realmente yo nunca he tocado ni medio bien, aunque hacia mis ruiditos, pero un cuñado de mi hermano si. Pasé una tarde memorable cantando con él y tomando unas copitas, ejercitando mi vocación frutrada. Ahora...¡ahora quiero una guitarra eléctrica!

No hay comentarios: