En el mercado (y III)


La verdulera y el frutero, tras secar sus lágrimas con papel de fumar, envolvieron su orgullo con papel de estraza, y decideiron olvidar la traición de los muertos entre los papeles de los periódicos que daban la noticia. Se consolaron entre ellos y transformaron la humillación del engaño en deseo carnal .Sobre la tierra del huerto, entre col y col, bajo la sombra del naranjo, se amaron sin descanso, como animales.

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