Lo cierto es que, como buen bloguero egocéntrico, siempre quise ser artista. Como en aquella horrible canción de Concha Velasco, "mami quiero ser artista, mami ser protagosnista", pero nunca lo intenté y no por falta de talento, que tengo el mismo que muchos de los que están ahí arriba, ninguno, sino porque mi timidez ha derrotado una y otra vez a mi vocación.
Sin embargo, hace años que me dieron un papel de padre de familia numerosa de treinta y tantos, y lo interpreto entre pitos y aplausos. Se trata de una serie de pésimos exteriores e interiores vulgares y estrechos. Dios, ¡cómo echo de menos Hollywood!
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