Son una pareja de lo más normal, está a la vista, el se afeita y usa calzoncillos, ella usa braguitas y, a veces, sujetador, bla, bla, bla, bla ¡la que nos espera!.
La jóven, de treinta y un años, se cansó de dar malas noticias y prefirió cantarle al oido:
olvido las pateras, las mareas negras,
los alijos incautados,
las playas donde se dejan morir las ballenas
este infumable plato combinado.
Una mano pide el cielo, la otra en el cajón del pan
hay manchas de grasa, de llanto, de tinta
estoy harta de tanto frotar.
Yo que soy tan guapa y artista
yo que me merezco un príncipe, un dentista, yo
me quedo aquí a tu lado y el mundo me parece
más amable, más humano, menos raro(bis).
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