Frustración


...el público de las Ventas coreaba al tiempo las canciones que yo cantaba. Los gritos y aplausos hacian que me creciera en cada tema, perfectamente compenetrado con mis seguidores, hasta que se dejó de oir mi voz. Mi hijo acababa desenchufar el micro del amplificador de mi salón, y aterricé, de nuevo en casa. Hay noches en las que sigo soñando con cantar.

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