A BELÉN


Belén es una pequeña y bonita ermita, antiguo monasterio templario, que aloja a la Virgen de Belén, patrona de mi pueblo, Cabeza del Buey. Se llama así porque los Caballeros de la Orden del Temple trajeron la imagen de Jerusalén. Esta imagen estaba tallada en madera de un olivo de Getsemaní.
Allí cada 27 de septiembre tiene lugar una bonita romería en la que los romeros acuden, en carros, para llevar a la Virgen a Cabeza del Buey. Llevo años y años sin ir, pero tengo en uno todos los recuerdos de juergas adolescentes y juveniles en esa romeria y cada 27 de septiembre, estuviera donde estuviera, recordaba puntualmente, con lágrimas en los ojos, desde la distancia, la subida a los carros, las canciones, los bailes, la animación del acohol, las campanas sonando be-lén be-lén be-lén be-lén durante casi todo el día, los fuegos artificiales y llegar la madrugada, agotado de juerga y afónico de cantar.

Este año acudiré e iré en carro, como es debido. Irán muchos de los amigos de mi infancia, de mis hermanos, y gente a la que no veo hace siglos, porque cae en sábado. Probablemente sea el último viaje que hagamos juntos en carro porque pasarán años hasta que caiga de nuevo en sábado y quien más y quien menos, que no es mi caso, se subirá al carro con la cuarentena a cuestas.

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