Ha pasado tiempo pero el recuerdo sigue haciendo que los latidos de mi corazón retumben en mi pecho como el doblar de campanas.
El dolor de la pérdida me vuelve a atormentar y siento no haber sido más sincero, haber recelado de tu cariño, y después de ti me culpo de no haber estado contigo cuando te quedaste solo, muriendo, tu también, de ausencia. Me culpo por no valorar vuestros desvelos y sacrificios y, sobre todo, porque a veces, muchas veces, soy feliz aunque no estéis, y porque a veces os olvido... pero no, no es olvido es que alejo vuestra imagen de la mente porque vuelvo a sentir el frío de aquellos inviernos, porque ¡DIOS, COMO ME DUELEN MIS MUERTOS!
No hay comentarios:
Publicar un comentario