Querido Catulo, me dirijo a ti en la
confianza que me da la amistad que con tu padre tengo y que une a nuestras
familias desde tiempo inmemorial.
Hasta Verona llegan noticias del éxito
que los nuevos poetas, entre los que se te incluye, tienen en la urbe, de lo
que me congratulo.
Mi
hijo Publio Iuventio Cano, al que seguramente tendrás en tu presencia a la
lectura de esta, ha terminado sus estudios de gramática y muestra pasión por la
poesía, en la que pretende cultivarse sin descuidar, tal como ha prometido, el
resto de materias. Por ello le he enviado a Roma para completar su formación.
Si no es carga para ti, me gustaría encomendártelo, pues en todos los sentidos
deseo, como cualquier padre quiere para su hijo, que esté siempre con los
mejores. Se que contigo y tus amistades el que va a dejar de ser un niño estará
en buenas manos, aprenderá y tendrá a su alcance las más recomendables relaciones en la ciudad. Te enviaré, si
aceptas, poder suficiente para que contrates o compres a un buen rétor y lo que
tú estimes necesario. Mi procurador en Roma te proveerá en mi nombre de los
fondos suficientes.
Te
agradezco de antemano el cumplimiento de la solicitud que te hago en esta
misiva, que mando enviar antes de las parentalia para no incomodar con cosas de los vivos a los muertos
que se honran, asegurándote que lo mismo
haré yo cuando las tuyas viere.
Los ecos del escándalo del sacrilegio de la fiesta de la Buena Diosa y el juicio han llegado hasta Verona. ¿Qué cabe esperar de los populares? Ni respetan a los dioses ni lo hacen entre sí. ¿No quieren acaso acabar, con el apoyo del pueblo, con la hegemonía de la clase senatorial y la nobleza?
Aquí ha sorprendido mucho que sea uno de esa facción política, y además de una de la mejores familias de Roma, Clodio, el que haya protagonizado tan lamentable episodio poniendo en evidencia a la mujer de César, con el que tu padre tiene gran amistad pese a ser uno de los máximos representantes de ese partido. Claro que tampoco es de extrañar pues es, según dicen, desordenado hasta en el vestir. Será tal vez querido Catulo que me estoy haciendo viejo y nada entiendo de las nuevas modas de los jóvenes de cíngulos caídos y togas mal plegadas. Incluso aquí, en Verona, los hay que, imitando el estilo de Julio, que se está convirtiendo en el hombre más famoso de Roma, se peinan con el cabello hacia delante. Si ellos supieran, me decía el otro día tu padre, que se peina así para ocultar su prematura e incipiente calvicie... Se comenta que se hace aplicar para remediarla sangre de salamandra. En fin, como dijo Cicerón, «o tempora o mores».
Espero que en tu contestación me cuentes de primera mano lo que se dice por el Foro.
Mi querida esposa y mi hijo, tu amigo de la infancia, Marco Iuventio Primo te envían muchos recuerdos. Saluda de nuestra parte a nuestro querido paisano Quinto Cornelio Nepote, que en su día hizo por ti lo que hoy te pido que hagas por Publio.
Vale
a.d. III Id. Feb. DCXCII ab urbe condita [2]
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